Qué buen comienzo este, en un día de San Valentín!
Me encantan los catorce de febrero, Fernando siempre me sorprende, pues yo supongo que le pasa desapercibido el día, pero no! Por la tardecita recibo sus ramos.
Este año dejó atrás las rosas y optó por un ramo de silvestres que en florería Ikebana preparan regiamente. El que recibí ayer tiene el delicado y perdurable perfume de los nardos, San Vicente margaritas, astromelias, ghipsophilas y varias florecillas más. Precioso!!
Yo, como siempre, preparé una cenita especial, de esas que a él le gustan. Sólo que este año traté de elegir platos no tan calóricos, puesto que los dos estamos cuidándonos del peso.
Como entrante, preparé unos cócteles de camarón y langostinos, bien frescos y ligeros. De plato fuerte, preferí el pescado. Cociné unos lomitos de atún con salsa de hongos y azafrán, con arroz pilaf como guarnición. También puse en la mesa una ensaladera con rúcula fresca porque siempre nos apetece algo de verdes. De postre, presente sólo una bandeja con cubos y gajos de de fruta fresca que no fotografié pues me resultaba muy común: melón, que en estas latitudes está en su punto!, peras, mango y melocotones o duraznos, como quieran llamarle. Disfrutamos un rico y aromático chardonnay. ¡VIVA SAN VALENTÍN!
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